Se intuye en el aire que es el último mes de este año. No tanto por las corridas desesperadas para llegar a terminar lo que hay que terminar junto con el año, ni por ese frenesí casi obligado de encuentros y reencuentros y desencuentros al que invitan las noches que preanuncian el verano, ni por las monocromáticas chucherías colgadas por todos lados, (la combinación rojo, verde y dorado me exaspera. A mí el fin de año se me antoja amarillo), ni por las muchas ganas de no hacer nada que tenemos todos, ni por las decisiones que ya apuran la llegada del año que no empezó.
Intuyo en el aire que se acerca el final del año cuando ese mismo aire me acerca el olor a los tilos en flor. Ese perfume que me hace caminar más lento cuando lo huelo es el que marca el ritmo de mi ciclo, el que une el último diciembre con el de hoy. Es curioso y nada casual que su flor tenga propiedades balsámicas, tranquilizantes y hasta somníferas. Supongo que ayudan a contrarestar tanta locura exterior. Es el regalo que cada año la tierra me hace y que yo espero contenta. Todo lo demás no importa.
Otros detalles también anuncian la llegada de la navidad y del fin de año, como el peculiar gesto que Hortencia ragala a los vecinos de su cuadra y a todo el que pasa por ahí.
Intuyo en el aire que se acerca el final del año cuando ese mismo aire me acerca el olor a los tilos en flor. Ese perfume que me hace caminar más lento cuando lo huelo es el que marca el ritmo de mi ciclo, el que une el último diciembre con el de hoy. Es curioso y nada casual que su flor tenga propiedades balsámicas, tranquilizantes y hasta somníferas. Supongo que ayudan a contrarestar tanta locura exterior. Es el regalo que cada año la tierra me hace y que yo espero contenta. Todo lo demás no importa.
Otros detalles también anuncian la llegada de la navidad y del fin de año, como el peculiar gesto que Hortencia ragala a los vecinos de su cuadra y a todo el que pasa por ahí.
1 comentario:
Es extraño como nos acostumbramos a ciertas señales k nos anuncian algunos hechos. Por ejemplo el sonido tedioso (para mi)de las chicharras a la mañana, avisando el calor k vendrá.
Recuerdo ese olor...el olor a tilo en el aire. Aki no se siente.
Aki no hay verde, rojo y dorado.... aki hay mucho azul...
Aki no hace calor en esta época... acá vamos tapados hasta el cuello, bufandas, guantes.
Aki no hay "vitel toné", ni ensalada rusa, ni ensalada de frutas...y es muy raro encontrar pan dulce. Aki se comen "gambas"y turrones.
Es curioso como nos acostumbramos a ciertas señales. Y cuando nos faltan...es como si todo pasara desapercibido...
Felices fiestas no?
LAUTIKA desde BCN
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